Historia de unas Vacaciones

CAPITULO 4: EN TERRENO ENEMIGO

Al poco tiempo de salir del pueblo los dos coches con los protagonistas cruzaron la frontera mientras, entre los integrantes del operativo, había una airada discusión sobre lo que le pasaba a Ariadnensen, que seguía medio zombie.

- No sé como podéis seguir pensando que esto es casualidad, las cosas no ocurren por arte de magia. - Continuaba preguntándose César Prates.

- ¿Y entonces quién lo ha hecho? - Decía Fatimescu con una voz metálica que llegaba a través del transmisor del coche de Danilovic.

- Mirar, lo único claro es que a partir de ahora tenemos que tener los ojos bien abiertos y no fiarnos de nada. Eso es lo que dice en el manual que hay que hacer en estos casos. - Añadió Josinho.

- Tiene razón - Afirmó Sheila. - Ahora debemos estar atentos a todo lo que pasa. Por ejemplo me he dado cuenta de que ese coche negro repleto de negros lleva detrás de nosotros desde que entramos en Portugal.-

- Hombre, tampoco es para desconfiar de todo.- Contestó Fatimescu de forma burlona . - Y ese coche va detrás de nosotros desde que entramos en Portugal porque en esta autovía todavía no ha habido ninguna salida.-

- Joder con la cadete, como se las gasta. - Dijo entre risas César Prates mientras observaba como Sheila y Danilovic ponían cara de querer contestar a la novata.

- Hemos llegado al peaje, ya queda poco para nuestro destino - cambió totalmente el rumbo de la conversación Josinho.

Los dos coches pararon en la cabina y cogieron las tarjetas y continuaron el viaje, esta vez con una conversación más animada sobre si en Portugal anochecía antes o más tarde que en España, teniendo en cuenta que allí hay una hora menos.

Todos charlaban por los transmisores de los coches, todos menos Sheila que seguía "obsesionada" con el coche negro lleno de negros que continuaba detrás del coche que conducía Danilovic.

- Estamos llegando a Almada chicos, ya estamos al lado de Costa Caparica - Dijo Josinho.

- ¿Y Ariadnensen como sigue? - Preguntó un poco preocupado Danilovic.

- Aquí va despertando poco a poco, pero todavía no ha articulado palabra desde que comenzamos el viaje- Contestó amablemente la cadete intentando limar asperezas con Danilovic

- Tengo unas ganas de llegar ya a ... -

- ¡Mira! El coche negro nos va a adelantar - Dijo sobresaltada Sheila cortando a César Prates.

En ese momento el coche de los negros se puso en paralelo al que conducía Danilovic y los ocupantes de ambos coches se miraron expectantes. Un instante después, antes de llegar a una rotonda, el copiloto alargó el brazo por fuera de la ventanilla y pulsó un botón de un transmisor que tenía en la mano. El coche negro frenó violentamente haciendo un trompo y bloqueando el acceso a la rotonda.

En cuestión de segundos del interior de la rotonda emergió un gigantesco imán con una antena. Un sonido agudo sonaba en el ambiente e iba in crescendo.

El coche de Josinho entró en la rotonda mientras aún éste intentaba digerir todo lo que estaba ocurriendo, dejó atrás la primera salida de la rotonda y se dispuso a coger la que iba a Costa Caparica, pero entonces ...

- ¡¿Qué coño pasa aquí?!, no puedo girar el volante. Es como si el coche se estuviera conduciendo solo. - Gritó Josinho muy alarmado

- ¡¡A mi me pasa lo mismo!! - Dijo Danilovic también.

- Os lo dije, os dije que el coche ese venía detrás de nosotros. Pero vosotros no, vosotros no me hacéis caso ... -

- Ahora no es el momento de sermones, Sheila. Ahora debemos salir de esta rotonda. - Apuntó Fatismescu antes de que Sheila acabara la frase.

Los coches rodeaban la rotonda de Almada una y otra vez. Cada vez el giro era más rápido y los conductores de los coches por mucho que pisaban los pedales o intentaban girar el volante no podían hacer nada.

- Ese imán-antena tiene la culpa, debemos de escapar de su campo electromagnético para poder volver a controlar el coche.- Expresó César Prates con una pasmosa tranquilidad.

- Y debemos hacerlo pronto, pues si seguimos girando cada vez a mayor velocidad llegará un momento en que la sangre se nos coagulará dentro de nuestro propio cuerpo, y eso, no tiene que ser bueno. - Añadió Sheila haciendo gala de sus conocimientos médicos.

- Debemos destruir ese aparato, ¿pero cómo? - Preguntó Josinho.

- Dejarmelo a mi - cruzó una sonrisa por la cara de César Prates, que con un preciso salto se puso en la parte de atrás del coche y abrió un asiento para buscar su maleta.

- Me siento extraña - Dijo la cadete.

- Eso es por el efecto del campo electromagnético. En vez de marearnos por el efecto de las repetidas vueltas nuestra sangre comienza a espesarse y le cuesta llegar a su destino. Lo que hagas hazlo rápido César Prates, en menos de 1 minuto nuestra sangre se coagulará del todo.- Explico Sheila haciendo gala de sus conocimientos de nuevo.

- Me doy toda la prisa que puedo, pero es que tu maleta ocupa todo el maletero y no encuentro la mía ... ufff ... como pesa. ¡Aquí esta!-

De pronto ante los atónitos ojos de Danilovic y Sheila el guerrillero César sacó del maletero un lanzacohetes.

- Si vais a hacer algo rápido, no aguantaremos mucho - Dijeron Fatimescu y Josinho

César pulsó el botón para bajar la ventanilla pero ésta no funcionaba, maldijo a los cristaleros aunque éstos no tenían nada que ver y golpeó el cristal con el arma rompiéndolo en miles de pedazos. Sacó el arma por la ventanilla.

- ¡Mierda! , me he confundido de lado, estoy en la parte de fuera de la rotonda. Ya no hay tiempo. - Sacó el lanzacohetes por encima del coche y por pura intuición apuntó hacia el centro de la rotonda presionando el gatillo.

Un fuerte ruido sonó y todos miraron rápidamente al centro de la rotonda. Hay se estaba desplomándose el imán-antena debido al impacto del cohete.

Todos respiraron aliviados y dieron un grito de alegría pues ya se veían con la mortaja puesta.

- ¿Qué pasa?¿Por qué esas voces? - preguntó Ariadnensen despertando de su letargo.

- No pasa nada. - Dijo Josinho mientras todos empezaron a reírse. - Ahora vamos rápido a Costa Caparica y pensamos todo lo que esta pasando . -

Tras todo lo sucedido volvieron a controlar los coches y en pocos minutos llegaron a Costa Caparica.


(Foto y rúbrica de Fatimescu en una foto de sus entrenamientos de elasticidad)


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