En un paraje toledano encontré entre una multitud inquieta ante una inmediata oposición a un muyayo que viene de fiesta en fiesta al pueblo haciéndose pasar por madrileño y lo que es peor, por amigo del Feliz..., cuando me acerque a él comprobé que no era él, sino su hermano gemelo opositor.

Rápidamente comprobé que no era el real, sino un impostor (de qué me sonará esta palabreja), pues en su cara no lucía una preciosa perilla enamoradora de muyayas.

Para muestra una foto de poca calidad (es un robado) en la que se aprecia el parecido.



Otro muyayo que viene de fiesta en fiesta al pueblo a comer jamón del bueno es Mario, o Novak Djockovic, como es conocido en el circuito de la ATP.

Le gusta venir al pueblo sólo cuando acumula cierto estrés en su vida deportiva para reírse de los gañanes, cosa que le levanta mucho el ánimo.

La foto no le hace justicia, pero se parece mucho más de lo que parece (valga la rebuznancia, como se dice en cierta casa...).


Ale, cuidense todos y hasta + ver.